…Estoy atrapado en un entrelazado de significados, en un jardín de
sendas que se bifurcan, donde cada rama, cada flor, pulsa con vida
propia, pero a la vez se entreteje en un manto común. Mi trabajo no
sigue un camino recto; se desborda, se desplaza, busca ser más que
la suma de sus partes, una red donde cada nodo vibra con la energía
del pasado y del presente.
En mi trabajo cuestiono las estructuras visibles y las reveo,
proponiendo un constante juego de descomposición y recomposición.
No busco verdades, sino l sus fracturas, el colapso de lo monolítico en
la multiplicidad de interpretaciones. Cada obra es un texto que se
escribe y se reescribe a sí mismo, un palimpsesto en movimiento
perpetuo, eximiéndose siempre de ser absolutamente descifrado.
Mi proceso creativo navega en los márgenes del consciente y del
inconsciente, desentrañando las pulsaciones más escondidas,
aquellas que moldean silenciosamente nuestra percepción, nuestra
memoria. Exploro esa zona invisible donde los objetos y los
significados se cruzan en un abrazo fugaz, esa frontera difusa donde
todo parece ser y no ser al mismo tiempo.
Evoco también la fugacidad, lo efímero, como una reflexión constante en
mi obra. La belleza de la impermanencia, de lo momentáneo, se vierte en
cada trazo, en cada construcción. Recojo la esencia de lo efímero, de lo
que nunca permanece igual, en una continua metamorfosis, encontrando
poesía en la transitoriedad.
Mis obras no son meros objetos visuales; son espacios de encuentro, de
diálogo, donde el espectador es un co-creador, un intérprete de infinitos
significados. En ese entrelazado de miradas y sentidos, el verdadero acto
creativo emerge, como una danza tácita entre lo visible y lo invisible, lo
dicho y lo no dicho.
Cada pieza es un reflejo fragmentado de un universo mayor, una ventana
hacia un campo ilimitado de conexiones, un rizoma de pensamientos que
crecen y se expanden sin jerarquías ni centros fijos. Arte que se despliega
no como un árbol con tronco y ramas, sino como un manto infinito de
posibilidades, un tapiz viviente ante el cual cada mirada es una
exploración y cada interpretación, una creación en sí misma.
Así, el arte se convierte en un medio para desbordar las convenciones,
para cuestionar y reconstruir, para perderse y encontrarse en el vasto
cosmos de la percepción y el pensamiento. Y yo, como artista, soy
simplemente un canal, un nodo vibrante en este gran rizoma, donde la
creación nunca es final, siempre es comienzo