Alejandro González Art
Correspondencia a Cuathelmoc Medina (Fragmento) Septiembre 2024


…Estoy atrapado en un entrelazado de significados, en un jardín de sendas que se bifurcan, donde cada rama, cada flor, pulsa con vida propia, pero a la vez se entreteje en un manto común. Mi trabajo no sigue un camino recto; se desborda, se desplaza, busca ser más que la suma de sus partes, una red donde cada nodo vibra con la energía del pasado y del presente.

En mi trabajo cuestiono las estructuras visibles y las reveo, proponiendo un constante juego de descomposición y recomposición. No busco verdades, sino l sus fracturas, el colapso de lo monolítico en la multiplicidad de interpretaciones. Cada obra es un texto que se escribe y se reescribe a sí mismo, un palimpsesto en movimiento perpetuo, eximiéndose siempre de ser absolutamente descifrado. Mi proceso creativo navega en los márgenes del consciente y del inconsciente, desentrañando las pulsaciones más escondidas, aquellas que moldean silenciosamente nuestra percepción, nuestra memoria. Exploro esa zona invisible donde los objetos y los significados se cruzan en un abrazo fugaz, esa frontera difusa donde todo parece ser y no ser al mismo tiempo.

Evoco también la fugacidad, lo efímero, como una reflexión constante en mi obra. La belleza de la impermanencia, de lo momentáneo, se vierte en cada trazo, en cada construcción. Recojo la esencia de lo efímero, de lo que nunca permanece igual, en una continua metamorfosis, encontrando poesía en la transitoriedad.

Mis obras no son meros objetos visuales; son espacios de encuentro, de diálogo, donde el espectador es un co-creador, un intérprete de infinitos significados. En ese entrelazado de miradas y sentidos, el verdadero acto creativo emerge, como una danza tácita entre lo visible y lo invisible, lo dicho y lo no dicho.

Cada pieza es un reflejo fragmentado de un universo mayor, una ventana hacia un campo ilimitado de conexiones, un rizoma de pensamientos que crecen y se expanden sin jerarquías ni centros fijos. Arte que se despliega no como un árbol con tronco y ramas, sino como un manto infinito de posibilidades, un tapiz viviente ante el cual cada mirada es una exploración y cada interpretación, una creación en sí misma.

Así, el arte se convierte en un medio para desbordar las convenciones, para cuestionar y reconstruir, para perderse y encontrarse en el vasto cosmos de la percepción y el pensamiento. Y yo, como artista, soy simplemente un canal, un nodo vibrante en este gran rizoma, donde la creación nunca es final, siempre es comienzo