Alejandro González Art
Correspondencias: A Rene peña, fotógrafo cubano (Fragmento). Enero 2023


… En la penumbra del estudio que visitaste con frecuencia el año pasado, donde las sombras juegan con la luz temblorosa, arrastro mis manos sobre lienzos estrujados y distorsionados, buscando deshacer las ataduras del sentido. Creo que cada pliegue forja un grito de libertad, cada torcedura se convierte en un sendero hacia lo desconocido. Es en estas fisuras donde se revela lo inefable, donde el lenguaje se desploma y renace en una danza vertiginosa de significados efímeros.

Una vez te comenté sobre esto: Mis manos no crean, más bien deshacen, configuran caminos donde las palabras se fragmentan y se disuelven como tinta en agua. El lienzo no es un mero soporte, es un campo de batalla donde el orden se desmorona, una extensión de mi ser donde el significado se libra de sus cadenas y se desvanece en una sinfonía muda de texturas. No hay destino, solo un eterno deambular por el laberinto de lo incierto, una resistencia constante al confort de la comprensión plena.

Al deformar, no busco destruir, sino invitar a una contemplación sinfónica del caos, donde cada arruga y cada rasgadura se convierten en un poema visual, una huella de una subjetividad errante. Nada es fijo; cada obra es un mapa fluctuante de mi pensamiento, un espejo que se retuerce y moldea con cada mirada, desafiando la estabilidad del observador y lanzándolo a la marea de lo inexpresable.

Es en este flujo donde encuentro la esencia, una poética de la desintegración que invita a flotar en la sutileza de lo ambiguo. No hay respuestas en mis lienzos, solo preguntas infinitas, ecos distantes de significados que se desvanecen al ser tocados. Mis obras son un refugio para la incertidumbre, una invitación a perderse, despojándose de la urgencia del entendimiento, abrazando la belleza caótica del no-saber.

Cada distorsión es un puente hacia lo desconocido, un susurro de lo que podría ser en el infinito de las interpretaciones. Es en esta desorientación donde se encuentra la verdadera libertad, un respiro en el vasto océano de lo indeterminado, donde cada instante es una posibilidad, una semilla de pensamiento que florece en la mente del observador.